Max

13:48 | 2 Comments


Hasta siempre Max. Eso fue lo que dijeron cuando la pequeña caja de cartón desaparecía bajo la tierra. Mi hermana lloraba, no en vano le tenía más cariño. Siempre la daba las buenas noches y se quedaba hasta que se dormía en la esquina de su cama. Yo, agachado y con las manos llenas de tierra intentaba decir algo que la hiciera feliz. Entonces levanté la vista y sonreí a mi abuela. Ella me devolvió la sonrisa, porque tenía una sorpresa esperando en casa. Al llegar, mi hermana volvió a pronunciar el nombre, y una bola peluda corrió a su encuentro y la llenó de babas. El “nuevo” Max era igual de simpático que el anterior. Y mi hermana no notó la diferencia. Siempre nos hizo creer que sabía que Max se había quedado dormido, había salido de la caja de cartón y como buen excavador, salido al exterior. Nadie le dijo que no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces es mejor (yo no diría mentir)no contar toda la verdad, la vida es más fácil entonces. En inglés las llaman "white lies", mentiras blancas, ¿por qué será?

pati dijo...

La inocencia es lo que hace la diferencia...

;)

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