Aquel tipo, listo como ninguno, tuvo la oportunidad de ser el abogado del diablo, lo cual le llevaba a la siempre y eterna cuestión que a todo abogado, antes o más tarde, le aborda algún día: ayudar al culpable y respetar su oficio o tener la conciencia limpia. Optó por su oficio. Su corazón frío como un bloque de hielo le hizo saltarse las normas, porque mayor prestigio le daría si conseguía salvar al diablo del divino sistema penitenciario. Aquel abogado ávido de fama defendió al diablo con trampas, mentiras y asesinatos. Ganó el juicio, ganó la fama, pero también ganó la soledad de quien a nadie hablan. A quien no ganó fue a la muerte que lo envió directito al infierno, donde el diablo, también conocedor y respetuoso de su oficio lo carbonizó por zoquete.

No hay comentarios:

Protegidas!

About

:)