A mí me empiezan a entrar dudas. Unos dicen que sí, otros que no. Alguno asegura que los ha visto. Por eso, este año me quedé despierta, y cuando entraron le pregunté al primero:

-Baltasar, ¿los padres existen?



...Inmortalizando mi momento favorito de las navidades. ¡Feliz Navidad a todos!
¡Acelera!, decía mi abuelo cuando no veía a nadie. Entonces yo empujaba la silla con todas mis fuerzas, intentando esquivar las camillas y los carritos de limpieza. Pero casi siempre, tarde o temprano, nos pillaba alguna enfermera. Entonces, volvíamos a la habitación. 

Allí me explicaba la primera vez que disparó un fusil y con una sola bala derribó un avión. 
Los meses que pasó oculto en el bosque sin comer ni beber nada. 
O como consiguió escapar del pelotón de fusilamiento. 
Mi abuelo siempre ganaba todas las batallas que contaba.
Por eso sabía que ésta del cáncer también sería pan comido.

Creo haber visto esta misma escena en los pasillos de un hospital. 
Y me he acordado de tí, iaio.
Ni subido a una escalera conseguiría besarte.
La certeza era aplastante, hormonal y gravitatoria.
Tanto como distante tu belleza y diminuta mi congoja.

Quise invertir las intenciones y cuestionarme si, tal vez, quisieras tú descender varios peldaños por besarme a mí.

Tampoco.

Descarté los métodos convencionales. 
Inicié un arduo entrenamiento. Cada día, cada noche.
Perder grasa, ganar músculo. Hop, hop.

Y así fue que la tenacidad venció a las leyes de la naturaleza.
Aprendí a volar y salí por mi ventana.
Aleteando ilusionado hasta tu casa y tu dormitorio. 

Pero fue allí donde me alcanzó la suela de una zapatilla rosa y tu voz, al fondo, gritando "bicho gafoso de mierda".

Y me convertí en dueño de mi destino, acepté lo que era... La rana. La rana que aún no era príncipe.

- Pero, escucha un momento: ¿desde cuando vuelan las ranas?

- Niño, calla. Esto... Ser rana, es muy importante.
...Un Trivial o un parchís.

Desde hace dias sé que tengo la obligación de escribir esta entrada. Y desde hace días quería hacerlo. Porque en realidad siempre he querido, lo malo es que hasta ahora no había podido. Va dedicada a todos aquellos que quisieron compartir una partida de Risk conmigo. Sin que se ofendan Carliños, Lluís y Carmen, por favor, nadie superará nunca aquellas partidas de Trivial, que siempre acababan en empate, ¿verdad chicos? ¡Dí que sí, Carmen!

Y, de verdad, que lo siento, yo no quería, pero lo dice la canción, lancé mis dados y salieron seises...Una vez, y otra, y otra y otra... Y otra más.

En realidad esta canción trata de la amistad. Eso tan raro que algunos (pocos) encuentran de casualidad y deciden mantener en el tiempo... Quién sabe si esta partida de Risk es el comienzo de algo. Al menos yo sí me esforzaré para que así sea.

Ya sabéis, una partida de Risk, conquistaré tú país, mezclaremos estrategias, objetivos y cartas... Por muchas partidas más.

PD. Está bien, vale, lo prometo: no volveré a ganar, pero dejadme seguir jugando... Por fa, por fa, por fa.

PD2. Elena! Comenta, y de paso, mándame el link de tu blog... :)

Rutinariamente intercambio sus pulseras identificativas sabiendo que cometo una gran injusticia, pero las órdenes del jefazo fueron muy claras. 

 - Si arriba está lleno, les cambias las pulseras y los mandas abajo.

Da pena leer esos informes impolutos, porque ves gente que ha seguido nuestros criterios al pie de la letra. Lo han hecho todo y al final no les ha servido para nada. Pero no seré yo el que le lleve la contraria al de arriba, con la de sacrificios que me ha costado conseguir este puesto. Además, el anterior lo hizo y no le he vuelto a ver por el purgatorio. 

Y aquí se vive muy bien.

Protegidas!

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