Esperó en vano sus cartas. Al marcharse quiso saber cómo era su nueva vida. Empezó a preocuparse por la hora en la que el cartero entregaba el correo, y si algún día se retrasaba aumentaba su espera esperanzada por recibir una carta, una postal, una nota. Pero todo era, como ya he dicho, completamente inútil. Las cartas que ella escribía jamás llegaron. Por ninguna razón en especial. Nunca llegaban. Simplemente no querían llegar.

Pero es que a mi me pasaba lo mismo, tus cartas tampoco llegaban. Así que me enviaste una canción con un mensaje cifrado dificilísimo...


Supongo que fui el último que le miró a los ojos. Aunque es bastante difícil saberlo con exactitud. La máscara le tapaba el rostro y la osucridad de la noche era nuestra gran aliada. Al verlo al final de la calle, me detuve aliviado. Saqué la espada y la sostuve con la mano derecha. Sus pasos sonaron acercándose peligrosamente. Cuando levanté la vista un reflejo de Luna hizo clarear sus ojos frente a los míos. Sentí su olor. Y entonces me calló encima. Al mismo tiempo se disparó mi coraje. Deseperado, pero qué le vamos a hacer. Así que afirmé mis pies, lucahndo por mi orgullo. ¿O era por mi vida? Los años me habían adiestrado para eso, así que no creía en la suerte, si tenía que morir lo haría de la única forma que quería hacerlo, luchando. Me llovían cuchilladas y me defendí como pude. Me parece que no lo hice mal del todo. Hasta ese momento. Algo brilló a mi izquierda. ¿No venía solo? Exhausto noté como una daga se hundía en mi coleto. Solté la espada y caí al suelo. Desde allí noté la sangre hervir en mis venas. No moriría aquella noche.

El florete quedó cerca de mi mano izquierda, a sólo unos centíemtros de distancia. Supongo que pensó que no podría alcanzarlo, ni tampoco efectuar un ataque con la siniestra. Pero no le sirvió de nada. Él era diestro y yo... Yo sigo siendo zurdo.
A veces ocurre que sin querer todo sucede demasiado deprisa. A veces ocurre que no se da cuenta del momento en el que todo un universo cambia sin esperarlo. Será el destino caprichoso. O la diosa Fortuna. Será que tiene miedo a sumergirse en sus ojos y olvidarse de salir a la superficie a respirar. Será... Que ayer su corazón se olvidó de latir y no pudo evitar volverse para mirarle. Pero no, ella no está dispuesta a sufrir otra vez. Durante casi un año ha protegido su corazón tras una alta muralla, con vigías en cada torre y un dragón encerrado en las mazmorras. Para que nadie vuelva a entrar en él, para que no le hagan daño otra vez. Y su plan parecía funcionar hasta que un caballero de brillante armadura apareció en el horizonte.

Evidentemente había olvidado que querías ganar esta batalla...


Protegidas!

About

:)