A veces me da por pensar. Sobre todo cuando estoy sola en casa. A veces me da por imaginar que no me importa pelear contra el miedo. Miedo a haber olvidado algo, a alguien. O a ser olvidada. Miedo a perderme y no saber volver. A perder la pieza que le da sentido a todo. Pero sólo lo imagino. Prefiero no saberlo, saber si aún tengo esa pieza o no; lo prefiero a vivir sabiendo que ya no está. Y mientras, por si acaso, intento no cambiar nada. Como cuando los personajes de dibujos animados viajan al pasado...

Oigo un ruidito. Click. Y las piezas encajan.
A la vista estaba que aquello se le había ido de las manos. Su intento por impresionarla había sido un rotundo fracaso. Lo peor era que jamás tendría otra oportunidad. Miró de reojo a la joven dividida en dos. Cada mitad en una caja. Cabeza y pies asomando. Curiosamente, su mirada era aún más bonita ahora. Víctor se encogió de hombros y se juró, una vez más, que en su próxima cita sólo haría un truco de cartas.
Apoyaron las manos sobre el piano. Ninguno de los dos se movió. Ella giró un poco la cabeza, con lo ojos cerrados, pronunciando su nombre en un susurro.
-¿Es ésta la razón por la que has venido esta noche?
Hubo un breve silencio, y luego respondió a media voz:
-No, el que ha venido has sido tú. Yo llevo una eternidad esperándote.

Para saber más...

Protegidas!

About

:)