Todos tenemos nuestro momento. Algunos exprimen tanto la vida que tienen más de uno. Los míos siempre han empezado en un andén. Siempre cogiendo un tren. Pensé que esta vez iba a ser igual pero lo cierto es que aquel billete ha cambiado mi vida para siempre. El traqueteo suave del tren me dio la bienvenida a una ciudad que abrumaba por su historia, su grandeza, su aura de misterio. Poco importaba. Sabía que era mi momento y pensaba aprovecharlo. No pasaría nada si mi trayecto hasta Gran Vía acababa siendo una pérdida de tiempo. Resultó que no fue una pérdida de tiempo y ahora disfruto de unas magníficas vistas de la ciudad desde un piso en el paseo de la Castellana. Las luces me alumbran al pasar, y parece que no da tanto miedo. Así que viene a mi cabeza aquella canción de la que casi he olvidado la letra… Volvieron a crujir las vías de tren, corrimos por Madrid y no perdimos nada. Cada momento vivido, cada maleta cerrada... Cuando éramos reyes… Ahora sé que cuando nos convertimos en reyes nuestros sueños están hechos a medida.
Dedicado a… No hace falta, sabes de sobra que va por ti…