Un día cualquiera, de un mes cualquiera, de un año cualquiera. Eso era esta mañana. Atemporal. Y sin miendo se despertó. Se vistió, arregló la habitación y desayunó con su familia. O lo que quedaba de ella. Las demás sillas no estaban vacías:migas de galletas, tostadas, incluso una mancha de mermelada paracía que no querían desprenderse de la mesa ese día cualquiera, de un mes cualquiera de un año cualquiera.

Pero no era un día cualquiera. Era el día en el que volvía a empezar todo, o terminaba todo para siempre. Así que se dijo a sí misma que no valía la pena. Que lo que tuviera que pasar, que pasara. Que el vivir no va desemparejado del sufrir. Y si pensaba que para vivir había que sufrir, había vivido mucho. Quizás demasiado. O quizás todavía no se había enfrentado a la vida de verdad. Seguro que no. Pero el mundo no tenía por qué enterarse. Qué más les daba a ellos, ¿verdad? Así que aunque sólo fuera por ella decidió ponerle nombre: 26 de abril de 2010, lunes, para no olvidarlo nunca.

Y eso sólo significa que toca luchar. Pelear. Sufrir... Y vivir. Y con una sonrisa... Porque es de héroes sonreír cuando el corazón llora.

1 comentario:

M de Elle dijo...

'Es de héroes sonreir cuando el corazón llora', cuánta razón.
Saludos

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