Un día llamé a Bill y le dije: 'Tengo un nuevo personaje llamado The Bat-Man. En ese momento, sólo le había dibujado una pequeña máscara, similar a la que portaría eventualmente Robin. Bill me dijo: '¿Porqué no lo hacemos lucir más como un murciélago, dibujándole una capucha con dos hendiduras en los ojos, con tal de hacerlo más misterioso?' Hasta entonces, The Bat-Man vestía un traje rojo.

¿Un Batman vestido de rojo? ¿Eing? No, no, no y no.

Las alas, los calzones y la máscara eran de color negro. Yo pensaba que el rojo y el negro serían una buena combinación, sin embargo Bill me dijo que la vestimenta resultaba demasiado brillante.

Evidente, chico... Los hombres, que desde los principios de los tiempos no saben combinar colores...

Me sugirió al respecto: 'Coloréalo de gris oscuro para darle un toque más siniestro'. La capa lucía como un par de alas rígidas de murciélago, sujetas a los brazos. Cuando lo comentamos, concluimos que esas alas le estorbarían a Bat-Man en las escenas de acción,

Ajá.

Así que las convertimos en una capa con terminaciones triangulares para que luciera verdaderamente como el ala de un murciélago cuando estuviera peleando o columpiándose sobre una cuerda. Además, desde un inicio Batman no llevaba guantes,

¿Un superhéroe sin guantes? Los inicios son duros, incluso para un superhéroe...

Batman y Robin, Tom y Jerry, el Gordo y el Flaco, Simon & Garfunkel... Inseparables. Ciertamente lo son. Y no les culpo, es mejor vivir en compañía. Pero, es un apretón de manos después de un trabajo bien hecho y el superhéroe se queda solo. O la superheroína, quién sabe.

- Creo que voy a cambiarme el nombre... - dice ella, casi sin pensar.
- ¿Sí? ¿Y qué nombre te vas a poner?

Se queda callada un momento. Concentrada. Buscando en su mente el esperpento. Al final exclama:

- ... Batman.

Y lo dice seria. Sin ningún tipo de reparo. Pronunciando todas las letras despacio. Y él la cree. Porque le encanta. Aunque sepa que acabará convirtiéndose en Robin...

***

- ¿Sabes? Ayer leí que en Australia te cambian el nombre por 60 euros...
- Ahm... ¿Estás pensando en cambiártelo?

Ella sonríe.

- Claro...
- Hombre-Murciélago, ¿cierto? No sé como quedará, espera... Hola, te presento a mi novia. Se llama, bueno, esto, se llama... Batman... Pero creo que podría acostumbrarme...

Pero no le importa. Porque ella le encanta y no le importará convertirse en Robin.

***

- ¿Sabes? El caballero oscuro tiene miedo de la noche, no es tan fuerte como creía, y no tiene superpoderes. Mecahcis, tenía que haber pedido otro superhéroe, ¿puedo cambiar?
- Ah, no no, eso sí que no...
- Pero, pero...
- No.

Porque aunque le sigue encantando, ya ha comprado un disfraz de Batman para ella. Y cambiar ahora...

- Igual me estoy precipitando con eso del cambio de nombre. Además ahora es mi santo y...
Y él sonríe, porque le sigue encantado.

***

- ¿De qué has hablado hoy, cariño?
- De superhéroes.
- Ah. Muy bien.





Igual me estoy precipitando pero empiezo a echarte de menos... Y creo que no es bueno, ¿verdad? No me creía capaz de escribir tanto acerca de superhéroe.

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