Vida

18:04 | 2 Comments

A veces, cuando me preguntan qué voy a hacer dentro de diez años, contesto sin vacilar que no lo sé. Si alguien me hubiera preguntado hace diez años lo mismo no hubiera pasado por mi cabeza nada de lo que ahora mismo tengo entre manos. Supongo que hay que dejar que las cosas fluyan, no hacerlas fluir. Lo que tiene que pasar acaba pasando así que no hay motivo alguno para hacerlas suceder. Puede que la vida sea como un río. Nace de un goteo incesante, crece y se hace fuerte, de él aparecen afluentes que siguen cursos distintos, pero a veces también se unen a él afluentes que venían de sitios cercanos o no. Semejantes son a todas esa personas que nos dejamos en el camino y a todas aquellas con las que sin querer, chocamos. Un río acabará desembocando en el mar. O en un océano de sabiduría, como a veces me gusta llamarle. Y lo vuelca todo en él. Absolutamente todo.
La única diferencia es que el agua sigue impasible fluyendo en su curso. Nosotros nos tenemos que conformar en viajar por él una sola vez. Así que habrá que aprovecharla, ¿no creéis?

2 comentarios:

London Inspection dijo...

Me gusta el blog... me teniais esperando la historia de un marcianito y una conspiración, pero el cambio no está nada mal. Aunque yo no crea en la casualidad, más bien en la causalidad. Os seguire de cerca, y no es una amenaza.

hand in glove y garbageman dijo...

Os dejo unas líneas que leí ayer de un libro de Jung: "Al lado de los acontecimientos internos los demás recuerdos (viajes, personas y ambientes) se esfuman. El recuerdo de los factores externos de mi vida ha desaparecido o se ha difuminado en su mayor parte. Sin embargo, los encuentros con la otra realidad, el choque con el inconsciente han marcado mi memoria de modo indeleble. En este aspecto hubo siempre plenitud y riqueza, y todo lo demás quedó eclipsado."
Un saludo

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