A la vista estaba que aquello se le había ido de las manos. Su intento por impresionarla había sido un rotundo fracaso. Lo peor era que jamás tendría otra oportunidad. Miró de reojo a la joven dividida en dos. Cada mitad en una caja. Cabeza y pies asomando. Curiosamente, su mirada era aún más bonita ahora. Víctor se encogió de hombros y se juró, una vez más, que en su próxima cita sólo haría un truco de cartas.

1 comentario:

Lucas dijo...

Los aprendices de mago son un caso: cuando van a hacer su magia suelen empezar bien, pero a veces se crecen demasiado y tratan de lograr un efecto que... ni siquiera empiezan a dominar.

Y aunque el resultado es desastroso, es bueno para el mago, porque le sirve para aprender, para mejorar, para no cometer el mismo error.

De todas maneras, Victor nunca deberia haber intentado el de "la mujer partida po la mitad". Está pasado de moda. Quiza deberia haber intentado hacerla levitar.

Lucas.

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