
Todo principio lleva, como si de una broma del destino se tratara, un final asignado. O eso dicen. Esta aventura también acaba. Como todas. Hace poco hablamos de las últimas palabras, los últimos compases y las caídas del telón. Es curioso, parece que cuando se acerca el final, de un modo u otro modo lo presentimos y nos abandonamos a él. Aquí viene el resto. Como siempre, un placer compartir todos estos momentos congelados. Y, como siempre, aquí llega nuestro punto y final. El telón tiene que caer. Las luces se tienen que apagar. Pero allá a lo lejos sigue brillando algo. ¿Lo veis? Igual no sea un punto y final. ¿Quién sabe? Igual es un Punto y Coma…